Su cabeza era una guerra de pensamientos, estaba tan
agobiada, no resistía más, sabía que iba a explotar en cualquier momento. La tristeza y el estrés se
adueñaban de su cuerpo, el escalofrío recorría su espalda haciendo que se
estremeciera de pies a cabeza. Estaba confusa, ¿Qué había hecho mal? ¿Amarlo demasiado?
O tal vez dejarse pisotear, ¿Perdonar cada cosa que hacía? Si ni siquiera podía
perdonarse a si misma después de lo hecho. Estaba arrepentida, lo necesitaba, quería
estar cerca de el nuevamente. Esta vez si se había terminado. Se había acabado.
Posicionó una botella
de vodka y sus infaltables cigarrillos a su lado, eso era lo que la mantenía en
pie, su droga favorita, la complementaba de una forma casi mágica. Lo único que
faltaba era ahogar sus penas en aquella botella y embriagarse hasta no recordar
ni siquiera su nombre.
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